domingo, octubre 15, 2006

SISTEMA POLÍTICO EN CHILE


El sistema político chileno ha sido definido como presidencialista, por los poderes que acumula el Presidente de la República de conformidad a la Constitución vigente. Tales poderes son de tal magnitud que no sería un abuso expresar que nuestro sistema político no está muy lejos de una monarquía electiva. El Presidente en nuestro país es más que el mayor funcionario público o el ejecutor de la máxima magistratura, es la expresión y símbolo del Estado y la Nación, además de protector del Pueblo.

Como siempre será el caso en una sociedad que no tiende al estancamiento, quedan muchas tareas por realizar y objetivos por alcanzar para que nuestro estado y sociedad adquieran una relación más estrecha con los principios de la república, la democracia y la libertad, todos, sin duda, estrechamente entrelazados.

Está fuera de discusión que la libertad no es posible sin un sistema político democrático, garantías constitucionales de la persona y un sistema económico de mercado. Lo anterior es muy importante, pero al mismo tiempo muy general. Nuestro denominado modelo presenta imperfecciones en uno y otro aspecto.

Desde que asumió Michelle Bachelet como Presidenta, los partidos de la Concertación han vuelto a plantear la necesidad de reformular el sistema electoral binominal imperante en Chile. Esta es una vieja aspiración de la Concertación –lo fue también de la UDI cuando era el partido minoritario de la centroderecha- que ha sido vetada reiteradamente en el Senado por la Alianza porChile.

El binominal es el sistema electoral que se utiliza en Chile para las elecciones de diputados y senadores, y consiste en la elección de dos representantes por cada distrito. Su principal característica es dar representación parlamentaria a las dos primeras mayorías por igual, si es que la lista más votada no dobla el porcentaje de votos alcanzado por la segunda de mayor votación. En la práctica, una lista que obtiene el 34% de los votos obtiene la misma representación parlamentaria de una que alcanza el 66% de votación. Por lo tanto, ambas obtienen el 50% de los escaños.

Desde la transición a la democracia en 1990, la Concertación ha criticado este sistema por la disposición que produce en la voluntad popular. Además argumentan que dicho mecanismo fue creado por el régimen de Pinochet para sobrerepresentar a la centroderecha en el Congreso.

Además de estas debilidades mencionadas, el sistema binominal reduce la competencia entre los bloques políticos, ya que prácticamente asegura un escaño para cada uno, e introduce incentivos perversos al interior de las coaliciones al inducir a la competencia entre los partidos que las conforman. También reduce la representatividad del sistema político, el sobrerepresentar a la segunda mayoría a costa de excluir a las demás fuerzas de menor éxito electoral.

La evidencia empírica sugiere que si bien el binominal posee importantes falencias que ameritan su reforma, también posee ciertas fortalezas que en conveniente considerar al momento de diseñar un nuevo sistema que lo reemplace.Por ejemplo, tiene la gran fortaleza de reducir el número de partidos compitiendo por separado en las elecciones. Esto es importante porque para otorgar mayor gobernabilidad, eficacia y estabilidad al sistema político es conveniente evitar gobiernos con minoría parlamentaria –como es el caso de la mayoría de los países latinoamericanos en la actualidad y como lo fue en chile antes de 1973- asegurando que el apoyo al gobierno de turno se aproxime al 50% de los escaños en el Congreso.
Por lo tanto, una reforma debiera procurar corregir las falencias del sistema binominal y, a la vez, mantener sus virtudes. Asumiendo la mantención del régimen de gobierno presidencial vigente, el sistema electoral mayoritario pareciera ser la mejor opción para alcanzar dicho objetivo.Éste consiste en la elección de un solo representante por distrito, el cual debe obtener la mayoría de los votos para salir elegido. Este sistema lleva, en el largo plazo, a la formación de dos coaliciones (o dos grandes partidos) para intentar alcanzar una mayoría de votos.
De esta manera mantiene el incentivo para reducir el número de conglomerados políticos independientes compitiendo en cada elección y, al mismo tiempo, aumenta el nivel de competencia electoral entre dichos partidos.Este sistema electoral también aumenta la representatividad. Al haber un solo representante por distrito es necesario crear más distritos –de menor tamaño cada uno- para sí mantener el número actual de escaños en cada Cámara. Esto lleva a que las coaliciones o partidos más pequeños puedan obtener representación parlamentaria en las zonas donde tienen mayor presencia electoral. Un claro ejemplo de esto es lo que ocurrió en las últimas elecciones municipales, donde la colación Juntos Podemos alcanzó varias alcaldías con sólo el 10% de la votación nacional.Por último, el sistema mayoritario induce a la moderación de las estrategias electorales de los candidatos porque los lleva a competir por las preferencias del votante medio, más allá de sus votos duros. Se ha sostenido por los que defienden el sistema que así se forman dos grandes bloques y que, con el tiempo, tenderíamos a parecernos a los ingleses y norteamericanos. Lo anterior no es efectivo. En Gran Bretaña y Estados Unidos rige el sistema uninominal, esto es, se elige a un solo candidato por unidad electoral. Si se aplicara tal sistema en Chile, los que defienden el sistema binominal, elegirían a pocos de sus candidatos. A comienzos de los años noventa no habrían obtenido representantes. Hoy, por obra del sistema señalado, obtienen una gran representación y, dado el alto quórum establecido en la Constitución para legislar sobre materias muy relevantes, han colocado una puerta de hierro al proceso legislativo. Este sistema binominal, invento de algunos para gobernar en lo legislativo sin ser mayoría, tampoco ha tenido por efecto poner término a la variedad de partidos políticos en nuestro país, ya que nuestra realidad social y política es otra. Chile es un país con múltiples partidos políticos y eso debe ser respetado a través de una ley electoral que sea democrática y considere tal realidad.

Patricia Núñez Rómero
Presidenta JPPD
Provincia de Llanquihue

miércoles, octubre 04, 2006

Encuentro Regional JPPD




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